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Curso de introducción al psicoanálisis

Condiciones de amor y no relación

por Romina M. Santoro y Griselda Enrico

«Condición de amor» – Paula Schenone (2022)

Romina M. Santoro: Comienzo interrogando el título de la clase, buscando al menos una definición del término “condiciones”, que nos oriente. Según el diccionario es el conjunto de circunstancias que determinan el estado de una persona o una cosa. Podríamos decir entonces que en la clase conversaremos en relación a las circunstancias en las que se presenta el amor y la no relación, concepto que J. Lacan articuló en los años 1971 y 1972. El horizonte del trabajo del CID Pergamino para 2022 es el Seminario 18 “De un discurso que no fuera del semblante”, un título enigmático sobre el cual Jacques-Alain Miller dijo que las coordenadas son el hombre y la mujer, sus relaciones más concretas, amorosas y sexuales en la vida cotidiana.

  Para Lacan, el hombre y la mujer no necesitan en absoluto hablar para estar “atrapados” en un discurso. En tanto tales, son hechos de discurso, son producto de él. Lacan se dedicó al discurso en el Seminario 17 “El reverso del Psicoanálisis”, a partir del cual estableció que este se apoya en cuatro lugares fundamentales: Discurso del amo, discurso de la universidad, discurso de la histérica y discurso del analista. Reservando un lugar, hasta entonces no designado (lugar del semblante). El discurso del amo [S1] se constituye como el lecho, la estructura o punto fuerte. Sin embargo no es obligatorio que las cosas se establezcan en función de dicho discurso. En este sentido, Lacan nos habló del discurso como el artefacto e indicó que el semblante es lo contrario del artefacto, pues en la naturaleza el semblante es algo que abunda.

  Regresemos al hombre y la mujer y sus vínculos, Freud inició sus desarrollos acerca de la sexualidad en “Tres ensayos sobre una teoría sexual” (1905), localizando una diferencia entre amor y sexualidad, aunque ambos están presentes en la vida amorosa. Al respecto, Lacan  en el Seminario 18 habló del término sexualidad para designar lo que se estudia en biología señalando que no tiene nada que ver con lo que se juega aquí, a saber: Las relaciones entre el hombre y la mujer. No hace falta esperar la fase fálica para distinguir a una mujercita de un varoncito, porque desde mucho tiempo antes no son de ningún modo similares y es allí donde se maravillan. Luego, entonces, en la edad adulta el destino de los seres hablantes es repartirse entre hombres y mujeres. El comportamiento sexual humano encuentra referencia en el cortejo animal, con cierta conservación de ese semblante animal. La diferencia es que este semblante se vehiculiza en el discurso. Hasta aquí, por este recorrido podemos pensar las relaciones entre hombres y mujeres condicionadas por el discurso y por qué no el amor situado allí también, en esa perspectiva. Para los hombres, la mujer es el falo y es lo que los castra. Para las mujeres, el hombre es la misma cosa, el falo, y esto es lo que las castra porque ellas consiguen un pene y es fallido.

  Siempre hubo en Lacan una reminiscencia obligada y tal vez irónica que recuerda la naturaleza narcisista del amor, que nos recuerda que es a ti mismo, a tu imagen, a quien amas en el Otro. “Amar es querer ser amado”.  ¿Qué es lo que funda la existencia de los lazos amorosos?, se preguntaba Dalila Arpin en su libro “Parejas célebres”. ¿Podemos pensar que hay condiciones que propician (o no) esos lazos de amor? El narcisismo es el estado “primario” del sujeto, primera satisfacción encontrada en el autoerotismo. En un segundo momento la libido puede despegarse del yo e investir el objeto. Lacan señaló que para acceder al objeto de satisfacción, el sujeto debe pasar por el Otro [dialéctica del deseo]. Encuentros, desencuentros allí, el o la elegida es único/a para nosotros, ya sea por la luz o la oscuridad de su ser. Se trata de encontrar en la elección amorosa algo que coincida con nuestro inconsciente.  ¿El amor es invención?

  Siguiendo los fundamentos de Jacques-Alain Miller sobre “Teoría de las parejas”, intentaremos ubicar algunas condiciones de amor allí. A partir de los “equívocos” de Lacan como el sujeto vacío y tachado, por un lado y el sujeto demandante, deseante y que consiente y que atraviesa el fantasma, por otro; llegamos al partenaire-síntoma que introduce un nuevo recorte. En la enseñanza de Lacan se repite y permanece constante la forma del doble, la duplicación. Sobre esta base se constituye la teoría de las parejas.

  La primera de esas parejas, es la pareja imaginaria, cuya unidad inicial es el yo, unidad recortada en lo real del individuo. Lacan introdujo allí el instrumento, el espejo. Desvanecimiento del individuo en sentido estricto: El individuo es lo que no se divide y así se entendía lo que era el yo. A Lacan le hizo falta para retraducir a Freud, hacer trabajar mucho a esta pareja y asignarle una causalidad especial: La identificación. Pareja imaginaria [Yo-otro].

  La segunda de esas parejas, la pareja simbólica, es el garante más allá de la primera pareja. Lacan introdujo conceptos nuevos para articular esta pareja: El sujeto y el Otro, siendo ese Otro sujeto a quien uno se dirige con las modificaciones posibles, en tanto hay que hablar su lenguaje. Pareja simbólica Sujeto-Otro. El concepto causal para la pareja imaginaria es la identificación y en la pareja simbólica es el reconocimiento, ese don realizado por el Otro del significante que viene a satisfacer la falta que afecta al sujeto. Son dos parejas homólogas.

  Llegamos a la tercera pareja, que tiene una conformación diferente y es la que Lacan escribió como $ a, es la que escribimos con la fórmula del fantasma. Es la pareja del deseo cuya fórmula de pareja implica que el sujeto recibe el complemento de su falta en ser bajo la forma de un objeto: a. Pareja del deseo $ a. El concepto causal aquí es el fading (como eclipse, desvanecimiento).

  Las dos parejas anteriores confluyen en esta tercera pareja. En la reflexión de Lacan, ella desempeña un rol de “gancho” entre la pareja imaginaria y la simbólica, mezclando elementos que pertenecen a una y a otra. Hace falta que el Otro sea el lugar a donde el sujeto va a buscar este objeto a que le es necesario como complemento. Hasta aquí las tres parejas esenciales. ¿Cómo el sujeto con su goce autoerótico va a la búsqueda del deseo en el Otro? Al respecto Lacan dijo: Lo que hace el vínculo es el amor. El amor, así, tiene un aspecto imaginario, un engaño del amor. Al mismo tiempo, por otro lado, hay una vinculación del amor con lo real del goce. Se encuentra establecida allí la “condición de amor” freudiana. Primero, como desencadenador, tiene un aspecto simbólico: Es necesario un sistema, la ineludible presencia de ciertos rasgos sistematizados. Segundo, tiene un aspecto imaginario: Se requiere la presencia de una imagen, de un espectáculo. Y, tercero, tiene también un aspecto de goce: Asegura el goce, es una modalidad de goce. De modo tal que la “condición de amor” puede ser discutida en esos tres niveles.

  Encuentros, desencuentros, parejas, des-parejas. Para formar pareja, no existen fórmulas, no hay recetas. Desde el punto de vista inconsciente, no sabemos lo que amamos en el otro. Siempre el inconsciente está allí y la experiencia analítica nos permite vehiculizar las lógicas de la vida amorosa. Lacan postuló “no hay relación sexual” con lo cual demostró que no hay armonía, nada es exacto entre los sexos, no hay fórmula de ello que pueda escribirse. No hay condición forzosa en la que dos sujetos hablantes se complementen. Cada pareja, se las ingenia para encontrar un modo de estar juntos, allí la complejidad o no, de la vida amorosa. Como consecuencia, el amor para Lacan, suple la no relación sexual, es cuestión de palabras en tanto cada partenaire intenta reencontrar en el Otro un objeto perdido cuya fuente es la pulsión. El amor… En poemas y canciones, en novelas y películas; atraviesa al sujeto bajo el lenguaje de su inconsciente y en función de la falta. Ejes fundamentales del psicoanálisis.

Romina Martínez Santoro

Doledad

Y creyeron

Creyeron

Y mil veces creyeron

Y otras mil se equivocaron

Creyeron la ilusión,

Haber sido creados el uno para el otro.

Anduvieron siglos buscándose

Llamándose de un modo y de otro

Sin acudir a la cita, nunca, a la hora señalada.

Doledad nombraron a ese (des) encuentro

Duelo de dolor o duelo de combate?

Ese combate doloroso donde no hay Otro

Solos y dolidos

Diversos, ajenos, extraños

Finalmente se encontraron

En su propia lengua

Nombrándose

en el abismo del fragmento,

Despedazados, separados.

Uno[i].

Griselda Enrico: J. A. Miller plantea que “las condiciones de amor para los dos sexos, se inscriben en el lugar exacto donde no hay relación sexual (…) en el lugar de la relación sexual que no hay”. (Miller, 2009, p.25), eso implica que “no hay una condición necesaria y suficiente para ambos sexos que los haga complementarios. No hay una condición universal de la elección de objeto” (Miller, 2009, p. 37)

Trataré de situar las coordenadas que permitan saber un poco de esto de lo que no hay un saber, coloreando las sombras y el vacío con algunas referencias[ii].[i]

Lacan al concluir el Seminario 18 (Lacan, 2018,pp. 155/6), dice “Freud indica, (…) que sin duda respecto de las relaciones sexuales se inscribe una fatalidad que torna necesario lo que aparece como los medios, los puentes, las pasarelas, los edificios, las construcciones, en resumen, que responden al hecho de que no hay relación sexual”. Y agrega, que todo discurso posible se presenta como el síntoma de lo que falta en el ser hablante. Lo que no se sabe es si ello es así porque se trata de seres hablantes o justamente porque la relación no es hablable, porque no hay saber que diga cómo se resuelve eso biológicamente esencial para la reproducción humana, y señala “estos seres que están especialmente en dificultades con el goce sexual entre todos los otros goces (…) el  fondo indecible de la relación sexual[iii]”. Entonces, en torno a las relaciones sexuales, ¿la fatalidad de lo indecible? 

Miller en “Lógica de la vida amorosa”, como en “Introducción al método psicoanalítico”, va ubicando cómo Lacan leyó en Freud la disyunción/disarmonía que luego le hará formular el No hay relación sexual.

En Freud la imposibilidad de la satisfacción de la pulsión y los mitos que dan cuenta, a modo de argumento, de esa imposibilidad por estructura, la transforman en algo prohibido; constituyen  los antecedentes del No hay y permiten ubicar justamente que si se requieren de condiciones es por el vacío que  ahí habita.

Desde esta perspectiva hablar de condiciones, implica de algún modo el vacío que signa a lo humano en tanto seres de lenguaje, por fuera del programa de la naturaleza y por lo tanto del instinto. La necesidad de condiciones de algún modo muestran que no hay programa para ese encuentro, ni siquiera hay encuentro. Y, ¿por qué no hay encuentro? Porque somos seres de lenguaje. Y eso, ¿en qué incide, qué consecuencias trae, nos trae? Que, a donde el lenguaje mete la cola, o la palabra, y con ella, el significante, comienzan los malo/es entendidos, que en definitiva vienen al lugar del entendimiento imposible de haber. Y, ¿por qué? Miller (2009, p. 10) dice que la estructura del lenguaje es incompleta en tanto estructura significante, que hay un elemento que es el objeto a, un elemento que no tiene nombre, no es significante y por lo tanto hay que inventarle un nombre; en ese intento las lenguas se pluralizan, ya que “el lenguaje por su estructura deja siempre algo por decir: en la escritura misma del lenguaje hay algo que no tiene nombre (…) De este modo Lacan en “La subversión del sujeto…” hacer surgir el lugar del goce cuando dice que hay algo que aparece como faltando en el mar de los nombres propios”. (Miller, 2009, p. 10)

¿Cómo es que dos, que son eso, dos, se eligen?

El amor freudiano y el amor lacaniano. Algo nunca encajó del todo, ¿tragedia o (im) posibilidad?

Freud en Introducción al narcisismo plantea dos caras del amor, como dos formas en la elección, el amor narcisista -el amor a lo mismo, el que queda del lado del estadio del espejo (eje I); y el amor anaclítico, por apuntalamiento al Otro primordial, del que la cría humana depende para la supervivencia. Ese Otro que porta el objeto que al mismo tiempo va a introducir la insatisfacción en tanto el objeto nunca se va a adecuar a la necesidad, que estará perdida de entrada. Así  Freud nos brinda las bases para pensar cómo lo que rige la elección de  objeto de amor puede estar escondido de manera anaclítica o narcisista y jugarse en relación al fantasma, abriendo así la dialéctica de la demanda de amor, tal como se desarrolló en el segundo encuentro de este Curso de Introducción.

Un sujeto puede, según versión freudiana del amor, pasarse la vida intentando reeditar ese encuentro fallido siempre/perdido con el primer objeto de la satisfacción, objeto que debe estar en el Otro.

Si el objeto se torna más importante que la persona en donde se lo puede ubicar, estamos del lado del fetichismo; aquí el objeto a se ubica objeto causa del deseo y condiciona la elección, dicho al revés, el objeto garantiza el deseo.

Vemos así como el sujeto es introducido en la dialéctica del amor por la perdida, angustia por la pérdida del amor, se trata de si el Otro me quiere (?), y angustia por la pérdida misma del sujeto, ahí la pregunta «pudieras perderme» es la traducción lacaniana. Otro que da lo que tiene o está privado de lo que da. Un Otro en falta, es la referencia del amor.

Freud orientó muy bien la importancia que esto tiene para la experiencia analítica, ahí donde ubica la regla de abstinencia como lo que permite hacer subsistir las fuerzas pulsionantes bajo la fórmula de no responder al amor con amor. Para el analista es la abstinencia de la satisfacción que da el sentido y hacer entrar la pulsión en el dispositivo. Se puede volver a leer en alguna medida con Lacan en el Seminario 11 ahí donde ubica el deseo del analista como operador, esa función x, no obturando esa hiancia con una respuesta, es un modo de mantener la existencia de la falta, de lo que no hay; abriendo al trabajo y tal vez a la invención.

Este término, invención[iv], nos remite a Lacan y a su versión del amor (subversión de la versión Freudiana del amor). Versión Freudiana, el amor es repetición, y de eso da cuenta el Edipo. El objeto aparece como perdido y reencontrado. Para Freud todo objeto de amor es sustituto de esos primeros objetos amorosos (perdidos), anterior a la barrera del incesto, de allí que la elección de amor esté en relación a la búsqueda de objetos sustitutos (reencontrados) de esos primeros, he ahí la repetición.

El amor Lacaniano, el de la invención, el de las palabras, de la carta de amor, como intentos de poner nombre a eso que falta en el mar de significantes, un nombre al a.

La Clínica del flechazo en Lacan, en francés “golpe de rayo”.

                ¿Cómo es que dos, que son eso, dos, se eligen?

“Como si se pudiera elegir en el amor! (…) como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio”![v]”  J. Cortázar.

¿Elección, flechazo o rayo?

Miller, en el texto que sigo, nos dice que el primer flechazo de la historia fue el de Adán y Eva; y nos da su versión. El flechazo va de Adán a Eva y en ella reconoce lo que hay en común, la apariencia, el parecido – narcisista (elección de lo mismo, en alguna de sus vertientes). La sexualidad de Adán (en la versión que Miller toma de la traducción del mito bíblico del origen) empieza del lado de la perversión, con los animales que habitaban el lugar, aunque él no supiera que era contra natura hasta que llega Eva, que viene del lado del P (padre), dios padre le trae a Eva, una distinta a las otras (del mundo animal). El flechazo se puede situar en el encuentro y el aire de familia (una como él), condición de la elección por el rasgo narcisista.

Miller extrae de los textos freudianos de la Psicología del amor lo que enseñan sobre las condiciones del amor, les aplica Lacan y transmite algunas consecuencias de esa articulación:

  •  Las condiciones de amor en Freud se descifran en torno a lo edípico. Freud cuando habla de la condición del tercero perjudicado toma como modelo la lógica del Edipo donde la M (madre) como mujer es del P. Y para la mujer en sus elecciones por detrás está el P, es lo que en algún sentido muestra el 3er texto de Freud “El tabú de la virginidad”; aunque hay algo más. Ya el año pasado con el Seminario 17 situamos al Edipo como un mito freudiano que viene a dar cuenta de lo imposible de la satisfacción, por estructura. El mito nos lo cuenta (así como se cuentan las historias) como prohibido (recordamos que del sepultamiento del Edipo, quedan dos leyes como herederas), dos prohibiciones que vienen al lugar de regular el lazo.
  • La lección de “El tabú de la virginidad, es que la mujer es Otra, héteros, no semejante a ella misma[vi][iii]. Y Miller da el ejemplo del tiempo frente al espejo, como un esfuerzo en reconocerse o asegurarse en ser otra, lo que a su vez introduce “función de la máscara tras la cual no hay nada” (Miller, 2009, p. 43).
  • Lo primero que señala es que hablar de condiciones ya da cuenta de que “no toda mujer conviene a un hombre, lo cual equivale a decir que el significante de La mujer no existe” (Miller, 2009, p. 25). Ello también puede ser leído en Freud en la disyunción de lo femenino (aún dentro del Edipo) cuando divide entre la M y la mujer. Allí, podemos leer retroactivamente que La mujer no existe, como Una, toda. Ella es no – toda como tal, porque su partenaire será su propio goce.
  • Otra consecuencia que extrae Miller es respecto del matrimonio y la rivalidad narcisista de la que habló Freud. Entonces el problema es ¿cómo mantener la alteridad? La respuesta de Freud es que el $ se enamora de la mujer de otro como un modo de recuperar la alteridad de la mujer por medio de la ilegitimidad. El matrimonio puede constituir un aplastamiento de la alteridad (Miller, 2009, p. 45), a través de distintos modos donde se fuerce la semejanza que perturbe la alteridad, así la mujer que no se tiene, es la que tienta.
  • Entonces, las condiciones de amor (cito a Miller) “para los dos sexos, se inscriben en el lugar exacto donde no hay relación sexual”.
  •  Los lazos de amor, el lazo social, el malestar en la cultura viene a dar cuenta de lo que resta de atrapar al goce, del goce que escapa a los nombres, de ese resto. Un problema que se puede situar en el pasaje de la sociedad victoriana donde escribía Freud su Malestar en la cultura al mal – estar en la civilización actual y sus goces, donde son estos y no los ideales los que comandan. El mal- estar, ese más y más  con el que nunca se está a tiempo, cierto desfase imposible de elidir en ese empuje a lo infinito.Si se sacrifica el goce pulsional en función del amor a lo humano, ¿dónde va a parar el plus de valor, el plus de goce? El goce es siempre sustraído, pero y ¿qué destino tiene? Y, ¿Cómo eso incide en el lazo amoroso, en el lazo social?

El resto que no se puede nombrar ni integrar en la relación sexual, que no hay, y que viene a dar cuenta del malestar. Un buen ejemplo desde el arte, ahí donde nos llevan la delantera como dice Lacan en el Homenaje a Marguerite  Duras, lo da la escena II de” Dimensiones del diálogo”, Passione discursive, Stop Motion de Jan Svankmajer (1982).

Esta perspectiva incide en el modo de pensar el fin de análisis: Los antecedentes del amor como invención a partir del No hay relación sexual, “curarse del amor como repetición” (Miller 2009, p. 20), abre la vía a un nuevo amor, donde juega la invención que da lugar a la alteridad[vii][iv].

Griselda Enrico


[i] “Doledad”, publicado en Boletín “Cautiva” Jornadas Pampeanas Junín 2018 “Encrucijada de los sexos”.

[ii] Referencias a trabajar durante la clase: 1) poema “Doledad”, presentado en Boletín Jornadas Pampeanas Junín 2018 “Encrucijada de los sexos”. 2) Stop Motion, Dimensiones del diálogo, escena 2 Passione discursive en https://www.youtube.com/watch?v=EbbNuGkHO_0. 3) 7 ejercicios para llevarse bien en la pareja. 4) Boleros de las películas de Almodóvar –. 5) Serie en Amazón Upload (es una comedia ambientada en 2033 donde las personas que están cerca de la muerte pueden ser «subidas» a una vida futura virtual que ellos elijan. Nora, una joven nacida en Brooklyn, trabaja en atención al cliente de un lujoso entorno de realidad virtual.El muchacho tendrá un accidente en los modernos autos que se conducen solos, su novia lo sube al mundo de realidad virtual donde trabaja Nora. Mientras que Nathan intenta acostumbrarse a una vida lejos de sus seres queridos, como un cementerio virtual donde podrá eternamente seguir comunicado con este más acá, empujado a un infinito temporal, eso sí mientras haya quien pague por ello. Una versión de no querer saber del desencuentro, de lo que no hay, de las separaciones y las discontinuidades de la vida). 6) Película: El viento se llevó lo que. Merece un comentario aparte que ya será escrito.

[iii] Lacan, J. (2018). El Seminario. Libro 18. De un discurso que no fuera del semblante. Editorial Paidós. BA.

[iv]Miller plantea que Invención podría ser agregado con 5to concepto fundamental: Icc, transferencia, pulsión, repetición e invención. Y que a la lógica de Freud en los 3 textos de Contribuciones a la psicología del amor[iv]  se podría sumar como 4to «La significación del falo” de Lacan).

[v] Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al vesre. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar huesos hasta los cuando salís de un concierto.” Julio Cortázar, Rayuela.

[vi] La  referencia en Freud, en su texto «El tabú de la virginidad», estudiando el comportamiento de algunos pueblos primitivos habla del peligro que se les representa y el horror que les genera a algunos lo femenino. Dice que ese horror se funda en que ella es diferente y “parece eternamente incomprensible y misteriosa, ajena y por eso hostil”, aquello otro que hay en lo femenino horroriza, eso no contabilizable, no descifrable, diferente del orden fálico. Hostilidad hacia lo incomprensible que es lo femenino.

[vii] Los antecedentes del amor como invención a partir del No hay relación sexual (el amor permite al goce condescender al deseo), posibilita un modo de pensar el pase como el encuentro con el No hay Otro del Otro, “curarse del amor como repetición” (Miller, 2009, p. 20) como decía J. Aramburu se puede pensar el atravesamiento de un análisis como la transmisión de una falta, entonces no es la liquidación del amor de transferencia sino la transformación como resultado de esa experiencia de encuentro con lo que no hay. Es darse vuelta y ver el cuadro de los embajadores, más allá de los brillos aparece la calavera, ahí donde en la salida, se mira hacia atrás. En ese punto se diferencia del pase freudiano según Miller, donde no hay unificación de las dos corrientes sensual y cariñosa.

Bibliografía general

  • Lacan, J. (2018). El Seminario. Libro 18. Editorial Paidós. (Clases II, IX y X).
  • Miller, J-A. (2018). El partenaire-síntoma. Editorial Paidós (Cap. XII).
  • Miller, J-A. (2009). Lógicas de la vida amorosa. Editorial Manantial.

Bibliografía complementaria

  • Arpin, D. “Parejas célebres”. Grama Ediciones, 2018. Serie Navarin/ Le Champ Freudien.
  • Freud, S. “Sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre” (1910); “Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa”, “El tabú de la virginidad” (1918),  “El malestar en la cultura” (1929). Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires.
  • Lacan, J. “El Seminario”, Libro 17. Editorial Paidós, 2018.Miller, J. A. “Introducción al método psicoanalítico”. Editorial Paidós, 1997.

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